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Normando Hdez

Strike 3: Mate en seis

Strike 3: Mate en seis

Por: Michel Contreras

 

La conmovedora novela que escribieron Villa Clara y Cienfuegos en su play-off semifinal encontró desenlace a la altura del sexto capítulo, cuando Freddy Asiel Álvarez y Ariel Borrero se confirmaron como autor y protagonista, respectivamente.

Ni siquiera la ley de las probabilidades, tan confiable, pudo verificarse este miércoles en el estadio "5 de Septiembre". Se presumía que Freddy Asiel -tras las dos inyecciones anteriores- no podría repetir la dosis de veneno a la manada, y que Noelvis Entenza encontraría al fin el premio a su trabajo, y que José Dariel Abreu volvería a amigarse con los cuadrangulares.

Todo ocurrió al revés. Quiero decir, que el as de Corralillo caminó ocho entradas sin admitir carreras y llegó a 25 ceros sucesivos antes los Elefantes, récord para postemporadas. Que Entenza no alcanzó a anotarse la victoria pese a soportar únicamente un hit. Que el número “79” de los anfitriones continuó divorciado del batazo de batazos.

Los negros augurios en torno a un posible “calor excesivo” en las tribunas cienfuegueras se disiparon progresivamente y para bien, compulsados por las magníficas demostraciones de los pitchers abridores. Eran Goliat contra Goliat, dos tipos grandes y correosos que marcaron sus territorios con brutal autoridad.

(Un aparte para la faena arbitral de Luis César Valdés, reclamado por las circunstancias derivadas del último choque en el "Sandino". El umpire no estaba en funciones porque acompañaba a su padre enfermo en La Habana, pero se requerían sus servicios, y no dudó en prestarlos con mesura y calidad).

Regreso al "5 de Septiembre". Desde una de las trincheras, el monarca naranja, empeñado en poner “punto en boca a los comentarios de que no me preparo a conciencia”, según dijo más tarde en la rueda de prensa. Menos veloz –y por ende menos ponchador- que en sus salidas previas, en su rostro siempre hubo suficiente carácter para imponer su ley.

Desde la otra, el espigado negro de Palmira. Otro de esos muchachos que juegan a la pelota con mucho voltaje, caminando rumbo a los bateadores insolentes, tirando rectazos capaces de afeitar a los lampiños, y fildeando todo lo que podía fildear un torpedero encaramado en el montículo.

Freddy Asiel y Entenza se liaron en un duelo que valía un campeonato, marcado por instantes clave como el engarce del refuerzo Edilse Silva sobre una línea de Darián González con los ángulos repletos. Hubo un pasaje sospechoso en que los dos equipos se cayeron a bolazos, pero siempre dio gusto ver a aquellos lanzadores sosteniendo una pulseada de hombres bravos.

Fue un play off memorable. Cerrado hasta el delirio –pareciera que había un acuerdo tácito de no agresión-, de pitcheo profundo y defensiva hermética. Decidido en un sexto episodio que hizo vibrar a Cuba y, al final, sumergió en el desconsuelo a una provincia que ya estaba coloreada de verde.

Por desgracia para Pancho G., Castillo, Darilis y Ández, para tristeza de ese Prado que no paraba de ilusionarse con los suyos, Cienfuegos no pudo. El ataque se le atascó en estos compases de campaña, hasta el punto de no anotar una carrera tras abrir cuatro entradas seguidas embasando al primer bateador. No hubo oportunidad con el madero, y por ahí se fue, impasible, la oportunidad del Elefante.

Varios factores se conjugaron para hundir el sueño de los anfitriones. La tropa no podía recostarse a Norberto González, que nunca recuperó su forma acostumbrada; Lázaro Rodríguez y Yoelvis Leyva se ligaron para dos indiscutibles en 35 turnos; y Abreu no consiguió impulsar a ningún compañero durante el dual-meet.

Para colmo, este miércoles faltaba Iday en el dugout –no es lo mismo impartir indicaciones desde el club-house o por teléfono-; se insistió demasiado en un toque de bola que siempre fue anodino; y el tiro de gracia apareció al desperdiciarse un rally en ciernes durante el transcurso de la sexta entrada.

Así pues, Villa Clara tiene la gloria a tiro. No la vive desde hace dieciocho años, y esta vez, con pitcheo y más pitcheo, la pretende con fuerza. Le acaba de ganar al máximo aspirante a la corona, y eso da una energía peligrosa.

Positivo: El estado anímico de Villa Clara. Negativo: El promedio colectivo del bateo cienfueguero se limitó a 233. Preocupante: El line-upe de los Naranjas deberá apoyar más a su staff de lanzadores en el cruce decisivo. Incomprensible: Enviar a José Dariel al suicidio en el sexto inning, con solamente un out en la pizarra.

Fuente: CUBADEBATE

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