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Juan de los Guantes

Juan de los Guantes

Por: Nelson Rodríguez Roque

 

Acabamos de celebrar el aniversario 138 del primer partido oficial de pelota desarrollado en Cuba (¿o el primero documentado?). Ese es el dilema de la gallina y el juego. Pero no reparamos en que el 27 de diciembre de 1874 se jugó a “mano limpia” en el Palmar de Junco, pues el sesudo Charles G. White introdujo los guantes al año siguiente y para 1886 toda la novena estaba protegida (antes, solo el receptor).

El invento redujo el dolor y amplió la extensa indumentaria de los beisbolistas, sino fíjense en las similitudes entre un catcher y un gladiador romano.

Detrás de una máquina de coser Singer a la que el tiempo casi le borró su rótulo dorado, Juan Carlos General, profesor de béisbol del territorio holguinero de Cacocum, expone cómo, con cueros de carneros, chivos y reses, elabora guantes:

“Hay que escoger las pieles, las cuales llegan curtidas. Las porciones gruesas se utilizan en el exterior y las finas en el interior y los bordes. Marco por distintos patrones, y corto y selecciono las piezas para unirlas. El guante se cose al revés, por dentro, luego lo viro con unos tubos de conduley y lo refuerzo utilizando otra piel más delgada. Unos troqueles que hice me ayudan a abrir los orificios e inserto una cinta del mismo cuero y entonces lo armo. También empleo pegamento, telas (para el relleno) e hilo. Cuando combino las pieles, prefiero la de ternera para la superficie donde se recibe la esférica y la de carnero o chivo en el resto”.

La “receta” del expelotero del equipo Holguín (integró el conjunto en la Serie Nacional 25) lleva un “cronograma” que comenzó a enriquecer a partir de los consejos de cuanto talabartero encontraba desde que por los noventa, de forma esporádica, se aproximó a la hechura de estos implementos, cuyo origen cambió la concepción defensiva de este deporte. Sus materiales de apoyo a la práctica se clasifican, según las edades de los peloteros, en infantil, juvenil y de adultos, con sus respectivos diámetros.

Al compararlos con sus similares chinos - adquiridos a un precio de entre 40 y 60 dólares por unidad, sin incluir la travesía -, los de “Can”, como lo sobrenombran, han salido mejor parados, ya que duran más y su costo de producción, de alrededor de 100 pesos, le evitará al país el tener que recurrir a las importaciones y a la provincia el traslado de ejemplares sintéticos (menos resistentes y costosos) desde Santiago de Cuba.

Manuel Tamayo, coordinador municipal de la Industria Deportiva, comenta que “Can”, apoyado por algunos compañeros de trabajo, ha concluido unos 160 guantes, destinados al Plan Turquino, y a combinados deportivos y Consejos Populares cacocumenses; ahora el objetivo es suministrárselos al elenco local de Primera Categoría que asistirá a la venidera Serie Provincial, donde se ha ubicado entre “los cuatro grandes” de las dos ediciones anteriores, y expandirse en un futuro próximo, si la materia prima se estabiliza y se modifica el objeto social, con vistas a comercializar el producto, posiblemente, en cerca de 150 pesos.

“De la Isla de la Juventud y Santiago de Cuba nos han contactado para conocer de esta experiencia y enviarnos cueros, en función de entregarles módulos, consistentes en siete guantes, un mascotín y una mascota, un maletín y una batera, los dos últimos de nylon y elaborados por el mismo General, que en un día hace hasta tres guantes, los cuales son fáciles de reparar y, rústicos y todo, van ganado en estética”, argumenta Tamayo, quien señala que “Can”, además, confecciona guanteretas de boxeo, fajas de levantamiento de pesas, pelotas de caucho, petos de receptor, juegos de bases y medios de enseñanza del judo, conjuntamente con mallas, parabanes, soportes de bateo y ganchos de spikes, además de reparar el calzado deportivo de sus alumnos…

La tarea la asume en sus ratos libres, después de adiestrar a los muchachos de la categoría 13-15 años, en el Combinado Deportivo Número Uno. Han querido liberarlo a tiempo completo para estas faenas y el otrora jardinero derecho se rehúsa a abandonar a sus pupilos y la enseñanza.

Marzo será un mes clave para el deporte en Cacocum, asegura Pablo Leyva, director del INDER del municipio, en esa fecha deberán entregar su proyecto de iniciativa local a las autoridades del Gobierno Municipal, para estudiar su validación y elevarlo a instancias provinciales. La primera minindustria deportiva de la provincia ahora está en papeles y en proceso de estudio de las fichas de costos de las herramientas (el de mercado ya se realizó), pero la intención es que, en 2013, su inmueble se construya aledaño a la Plaza Dos de Diciembre.

Pudieran surgir de allí instrumentos como los guantes en cuestión, caretas de receptores, bates, balones de fútbol forrados con cuero de carneros y juegos de mesas para débiles visuales (ambos se están haciendo en “Maceo”), cabeceras, petos y el ingenioso deslizador multipropósito - trabaja la movilidad articular - de los entrenadores de taekwondo, el muñeco simulador de judo, ideado por Tamayo, y ¿por qué no?, su futurista pizarra electrónica, que se decidirá por un yuko o un ippón, fabricada lejos del horizonte industrial. Además, emplearía a seis trabajadores, entre ellos tres activistas del sector, que ejercerían como carpinteros o vinculados a otros oficios.

“Adelanto mucho por las noches, es el mejor horario para trabajar. Te aseguro que uno de estos guantes, utilizándose a ‘full’, puede acompañarte un año tranquilamente; aunque, si lo conservas con aceites y no lo mojas en demasía, o solo lo usas los fines de semana, entonces la durabilidad aumenta bastante”, manifiesta General, sin levantar sus pies del pedal de la Singer, resista a romperse y lista para enguantar las manos herederas del Palmar de Junco.

Fuente: CUBADEBATE

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