Mancha perpetua
Por: Hugo Ríus
Lo que Obama llamó al asumir su primer mandato en 2009 una mancha para la imagen de Estados Unidos hoy parece perpetuarse entre otras muchas marcas indelebles de pérdidas del poco y relativo prestigio que todavía conservaba.
Ahí seguirá tamaño baldón entre la promesa incumplida y la actual trama del llamado abismo fiscal, que impide destinar partidas financieras para trasladar a prisiones norteamericanas a los 169 cautivos que permanecen aún en la base de Guántanamo, en territorio cubano ilegalmente ocupado.
Como una nota visiblemente absurda resulta que un recluido allí le cuesta a Estados Unidos 800 mil dólares anuales, y por el contrario dentro de su propio territorio 34 mil 600, según un reciente informe del congreso.
Organizaciones de derechos humanos han vuelto a exigir con energñia por estos días soluciones en lugar de excusas, y que al fin se cierre el escandaloso centro que lleva 11 años cometiendo repugnantes violaciones.
Pero aún así el coronel Barry Wingard, abogado de tres detenidos, advierte que si se continúa sin darles una posibilidad de probar su inocencia, sería un nuevo principio sin fin, o lo que equivale a mantener la mancha perpetua.
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