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TV Cubana: Cambiar lo que deba ser cambiado

TV Cubana: Cambiar lo que deba ser cambiado

Por: Elena Diego Parra

 

«Lo que está quedando del país como memoria histórica son los informativos y los dramatizados, y si dentro de unos años vemos atrás y nos analizamos por telenovelas como Santa María del Porvenir, Playa Leonora, o Tierras de Fuego será como ver una realidad paranormal», dijo uno de los jóvenes presentes y aunque algunos sonrieron ante este comentario, les quedó en la mente la imagen de la triste realidad que vive hoy la televisión cubana.

Y es que aunque en los últimos años se incorporaron nuevos canales, se amplió la considerablemente la programación y se hicieron notables cambios en cuanto a diseño, este medio sigue siendo objeto de fuertes críticas por parte de la población cubana, sean especialistas o no. Incluso no faltan los que arman su propia parrilla personal.

En esta ocasión quienes opinaron fueron jóvenes creadores de diferentes provincias, miembros de la Asociación Hermanos Saíz, en un provechoso intercambio realizado en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, sede nacional de la AHS, con la presidencia del Instituto Cubano de Radio y Televisión, para dar cumplimiento a algunos de los acuerdos del reciente II Congreso de la organización.

En el encuentro Fabio Fernández Kisell, Director de Programación y Contenidos de la TVC, explicó que «los problemas que este medio tiene están muy vinculados a que su desarrollo no ha sido programado, sino que ha respondido a determinadas urgencias y esto no ha permitido organizar bien un concepto de programación».

«Otro inconveniente es que aproximadamente un 68 por ciento de la programación que se trasmite es extranjera y alrededor del 40 por ciento de las propuestas de su canal principal, Cubavisión, tienen más de 10 años», argumentó.

¿Cómo representar mejor a los jóvenes y cómo lograr una televisión que sintonice con todos los públicos, «donde lo que «debe ser» se acople con estos tiempos», fueron ideas que centraron el debate en el que se analizaron cada una de las programaciones y canales y dónde los mayores cuestionamientos los recibió el sistema informativo.

«Buenos Días debe explotar más el formato de revista, porque ahora mismo es un noticiero más largo con más tiempo para cometer errores. Se le debe dar un perfil más opinativo y se pudieran hacer emisiones temáticas uno o varios días de la semana. Requiere además nuevos estilos de locución, cambios urgentes de escenografía, que la sección de Música no tenga un perfil tan propagandístico, sino más reflexivo y que en la de Ciencia y Tecnología se visualicen materiales sobre lo que se hace en el país en estas materias y no documentales foráneos», explicó la periodista Leslie Salgado Arzuaga.

De acuerdo con el criterio de los participantes en el encuentro, el Noticiero Nacional de Televisión debe ser conducido por locutores o periodistas menos rígidos, dinámicos, que comenten las noticias y sean capaces de dialogar ante las cámaras en un momento de dificultad o falla tecnológica.

Debe evitar colocar en la Emisión Estelar materiales que carezcan de alto valor periodístico, representar mejor las provincias, usar más los pases en vivo o los «falsos vivos», no repetir las mismas noticias en cada espacio sino darle seguimiento a las que realmente lo merezcan, abordarlas de manera diferente y problémica y reducir el tiempo del noticiero del cierre.

En resumen, que en Cuba carecemos de un espectáculo informativo que seduzca a las audiencias, abordamos la información de una manera fría, con una fotografía siempre convencional y no pocas veces nos conformamos con hechos intrascendentes.

En cuanto a los dramatizados se abogó porque sean más creíbles, verosímiles y que representen mejor los grupos sociales y realidades, porque nuestro público le pide a estos géneros los habituales enredos, intrigas, el triunfo del amor, pero también exige un acercamiento a nuestro contexto (algo que no se demanda a las producciones foráneas),  porque no es lo mismo el campo de Tierras de Fuego que el de Cuando el agua regresa a la Tierra, por ejemplo.

Asimismo se planteó la necesidad de hacer estudios sistemáticos de rating, de no utilizar siempre los mismos directores y actores, de generar competencia entre los realizadores en función de elevar la calidad de sus propuestas, de estabilizar los espacios de teatro, cuento y aventuras y de poner en práctica un sistema de pilotaje que permita determinar mejor las pautas a seguir por los creadores de estos espacios.

Las teleclases también se llevaron su pedacito al sugerirse que se encuadren mejor las fotos de los mártires y la trasmisión de documentales doblados en vez de los subtitulados, para que el hasta el estudiante que se sienta en lo último del aula pueda apreciarlos bien. En cuanto a las producciones infantiles y juveniles se cuestionó que no se prioricen proyectos similares a los de Mucho Ruido y La Sombrilla Amarilla, ambos de la directora Mariela López, quien demostró ser capaz de atraer a estos sectores

Un diseño único, uniforme y de calidad que identifique los canales; la adecuada revisión y corrección de los subtitulajes que se descargan de Internet; la necesidad de actualizar los lenguajes; la no eternización de programas como Palmas y Cañas, Energía XXI y La Dosis Exacta; el establecimiento de manuales de identidad para cada espacio y canal; la habilitación de algún local donde se vendan en DVD los mejores productos de la TVC; así como mejorar el nivel de selección de algunas series que se ponen en pantalla, fueron señalamientos que se hicieron.

Omar Olázabal, vicepresidente del ICRT, en diálogo fluido con los miembros de la AHS, explicó que «la televisión tiene sobre ella 12 millones de miradas y es el medio que más está en la palestra pública. Lo primero que hay que hacer y que ya se está implementando es descentralizarla, no dirigirla desde un buró, y darle ciertas autonomías a los creadores y directivos de cada canal. Tenemos que respetar todos los públicos porque la TVC entra sin permiso a los hogares. Algo muy positivo es que hoy el 80 por ciento de quienes integran los consejos de programación provienen del medio».

Si bien este intercambio no constituye una garantía de que se tomarán medidas inmediatas con los planteamientos hechos, puso sobre la mesa las miradas de  jóvenes creadores de diferentes lugares del país y evidenció la valía de sus criterios para modernizar nuestras propuestas televisivas.

En la mesa quedaron muchos temas, pero transformar la TV Cubana no es cosa de un día, es una ardua tarea, porque los televidentes no son una masa homogénea y complacer a todos puede llegar a ser como diría un colega «un quebradero de cabeza». Pero de lo que no quedaron dudas es que hoy la palabra de orden para el medio más extendido y popular de nuestro país es cambiar por el bien de sus audiencias y su prestigio público.

Fuente: CUBADEBATE,(Tomado de SoyCuba)

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