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Normando Hdez

Soportemos la oruga para ver la mariposa

Soportemos la oruga para ver la mariposa

Por: Oscar Sánchez Serra, enviado especial de "Granma"

 

Advierto desde esta primera frase que no es un desmedido derroche de optimismo lo que leerá, aunque por lo visto hasta ahora, parezca un culto al género de lo absurdo.

A lo mejor el próximo jueves Villa Clara juega una de las semifinales de la edición 56 de la Serie del Caribe, que se desarrolla aquí desde el pasado sábado. La pelota y los calendarios deportivos son así de veleidosos. Si los Naranjas le ganan hoy a Puerto Rico, este cae mañana ante Venezuela y la República Dominicana alcanza un triunfo más; el jueves el primer lugar de la fase clasificatoria jugaría frente al monarca de la 52 Serie Nacional.

Como esa es una posibilidad entre mil, por decir algo que raye lo imposible, incluso entre un millón cabría también que algo divino o sobrenatural, transforme a los villaclareños y los mande a la mismísima final, no quisiéramos pasar por alto un análisis necesario que podría borrarse o embriagarse ante esas remotas probabilidades.

He escuchado expresiones como "hace falta que salgamos con cero victoria y cuatro derrotas para que pueda apreciarse el verdadero nivel de nuestro béisbol". No es necesario, hay que ser capaces de ver y entender el estado actual, aun si ocurriera el milagro descrito. No haberlo hecho antes, pese a las señales que el propio líder histórico de la Revolución Comandante en Jefe Fidel Castro mandó el 24 de agosto del 2008, en su Reflexión "Para el honor, medalla de oro", nos ha costado el momento actual. En aquel texto se puede leer: "Pero nos hemos dormido sobre los laureles. Seamos honestos y reconozcámoslo todos. No importa lo que digan nuestros enemigos. Seamos serios. Revisemos cada disciplina, cada recurso humano y material que dedicamos al deporte. Debemos ser profundos en los análisis, aplicar nuevas ideas, conceptos y conocimientos".

No creo que se hayan dejado de hacer esfuerzos, sin embargo, de ellos solo sacamos el gasto en hacerlo, si no aparecen los resultados. Ayer se consumó la tercera derrota consecutiva en este circuito caribeño de campeones, y una vez más, como pasó en los dos episodios anteriores, afloró el lamentable déficit competitivo de la pelota cubana.

El rival, República Dominicana, anotó sus tres primeras carreras con tres jits, luego cuando llegó a seis anotaciones tenía siete imparables. En otras palabras, se necesita de muy poco para anotarle a Villa Clara, pues esa relación ofensiva-carreras, sin jonrón, recuérdese que el cuadrangular llegó en el noveno, no es posible sin la "complicidad" de un pobre desempeño, tanto del pitcheo como de la defensa.

Ya habíamos comentado los errores mentales, los que no van a las estadísticas, frente a México y Venezuela. Sumémosle que a ellos hay que agregar en los dos últimos encuentros cuatro lances para dobleplay sin éxito, incluso tres de ellos, sin sacar uno de los outs. Saquemos la cuenta, como si fuéramos lanzadores, son ocho outs o lo que es lo mismo, dos innings (casi tres) y dos tercios, sin amenazas del adversario.

Añada el mal corrido de bases que nos costó un empate, las decisiones de la defensa ante cualquier mínima exigencia del rival, los corredores oponentes moviéndose libremente, como se vio frente a los dominicanos y la pobre selección de lanzamientos para conectar. Son demasiados problemas para enfrentar una competencia como esta, que insisto, según los más experimentados, no tiene un alto nivel, o por lo menos hasta ahora no lo ha mostrado, si bien existe calidad en los jugadores.

Estamos en Venezuela, tierra beisbolera, y midiéndonos a equipos que vienen de pueblos donde la pelota también es pasión. "Tenía tiempo que no veía una pelota así, parecen juveniles sin experiencia, los veo nerviosos y se ven que son buenos jugadores, pero en el terreno como que se les olvida el béisbol", expresó Julio, taxista en esta ínsula. "Estoy decepcionado, le había dicho a mis hijos que iban a ver lo que es jugar béisbol, cuando vieran a los cubanos, y el mayor, incrédulo, me espetó ¿pero papá, son ellos?", afirmó Jesús, mecánico de autos. "Pana ¿qué está pasando en ese equipo?, ni siquiera los veo disfrutar el juego", nos dijo Rolando, un colega venezolano que sigue el béisbol. Mientras, Pedro, periodista dominicano, nos preguntaba si había una actuación internacional tan pálida como esta. De más está decirle la herida a mi orgullo de país beisbolero.

Es oportuno señalar que no es Villa Clara el del problema o que el equipo y sus refuerzos nos haya representado mal. Este conjunto y sus refuerzos o cualquier otro que hubiera venido, es la consecuencia de insuficientes métodos, podemos llamarlos esfuerzos sin resultados, como por ejemplo un calendario nacional con 16 equipos que exige poco al pelotero y a los directores, pues la calidad se dispersa. Hemos clamado por ocho elencos en nuestras series, buscando elevar el nivel, o al me-nos un segmento con esa cantidad y otro de segunda división.

El reflejo aquí ha sido que ante la más elemental demanda de ese buen béisbol, pues no tenemos respuestas y le facilitamos al contrario más carreras que la que nos hacen. Que tenemos la materia prima, es una verdad tan grande como el Turquino, la prueba es que quienes juegan en esas ligas foráneas, muchos de ellos ahora oponentes, o en otra de nivel superior, son estrellas, solo cambiaron el escenario, pues el pedigrí, las herramientas ya las tenían.

Podemos ubicar jugadores en ligas extranjeras y sería bueno, pero es indispensable organizar en casa un certamen competitivo y eso requiere de concentrar el talento, para que cada juego les haga expresar maestría, para que los directores se sientan exigidos y no sean también sobreasados por los requerimientos que hoy encontramos aquí. Y eso exige ciencia, de sentarnos a pensar con visión y no poniendo parches al momento actual, hay que poner la mirada en cómo nos queremos ver. Llegar hasta allí demandará tiempo y no debemos avergonzarnos de algunos ratos amargos como este de hoy, como no se ruboriza, parafraseando a Antoine de Saint-Exupéry, la oruga cuando se arrastra hasta volar como una bella mariposa.

La participación en la Serie del Caribe nos ayudará a ver con luz larga, sobre todo porque antes del próximo Clásico Mundial habrá tres de ellas más, pero ordenemos la casa primero antes de tratar de maquillar un resultado.

Fuente: Periódico "Granma"

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