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Pedro Sarría, eterno en el Moncada

Pedro Sarría, eterno en el Moncada

Al Teniente Pedro Sarría la vida lo colocó en el camino de uno de los más grandes hombres de la historia mundial. “Las ideas no se matan”, exclamó, en medio de la zozobra. Los soldados del tirano Batista andaban como locos, sedientos de sangre.

Sarría tenía delante a Fidel Castro y su postura firme e intransigente impidió que el líder de la Revolución cubana fuese asesinado aquel primero de agosto de 1953 al ser apresado luego de los sucesos del Moncada.

Otras dos veces salvaría el Teniente la vida de Fidel en el mismo día. Al ser apresados Fidel y sus compañeros, se inicia la marcha y al caminar cierta distancia se escuchan varios disparos, Sarría ordena tenderse, Fidel, no reconocido aún, se niega y le dice que si le van a disparar que lo hagan con ellos puestos de pié. Sarría contesta: ¿quién habla aquí de matar? Fidel se tiende y le confiesa: “Yo soy Fidel Castro”. El militar reconoce el gesto viril de Fidel y le da su palabra de garantizar sus vidas.

Mandan a buscar el camión del campesino Leisán y este lo envía con su hijo al volante. Fidel sería colocado delante. Al salir de la finca y llegar a la Redonda se encuentran con la tropa del Comandante Pérez Chaumont, un criminal de la dictadura, quien exige la entrega de los prisioneros. La respuesta de Sarría fue enérgica: “Imposible, Comandante”.

Ante su negativa, le dan la orden de llevarlos al Moncada, pero todos sabían que si lo conducían a la fortaleza ninguno saldría con vida. Sarría los llevó al Vivac y para entrar al antiguo edificio tuvo que hacer varios tiros al aire para dispersar a la multitud que gritaba: “¡Ahí llevan a Fidel!”

El coronel Chaviano, jefe del Regimiento, colérico lo esperaba en el Vivac y le pregunta a Sarría de modo amenazante: “¿Qué has hecho? Tú tenías que entregarlo a Chaumont, este hombre no podía haber llegado vivo aquí, yo no sé cómo me las voy a arreglar ahora”.                     

A 60 años de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en el patio del Museo 26 de Julio, antiguo cuartel Moncada, un nuevo elemento rinde homenaje a la actitud de un hombre ante la historia.

En la tarde de este jueves 25 de julio fue develado el primer busto creado al Teniente Pedro Manuel Sarría Tartabull, el militar de honor que salvó la vida de Fidel cinco días después del asalto.

Omar López Rodríguez, conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba, al develar el busto, señaló que hoy “nos convocan Martí y Fidel para reconocer a un hombre de pueblo, que salió de las entrañas más humildes del Cienfuegos de principios del siglo XX, se estableció en Santiago, para que el destino le permitiera protagonizar una memorable página de la historia de Cuba (…) desde las propias filas del ejército de Batista”.

En una plazoleta –donde fueron tendidos los cadáveres de 15 asaltantes al Moncada– que separa la escuela “Juan Manuel Ameijeiras” y las puertas de la sala empleada para torturar a los combatientes, se colocó la escultura en bronce, de tamaño mayor al natural, obra del artista santiaguero Alberto Lescay y creada en los talleres de la fundación Caguayo.

Según afirmó su creador, el destacado artista santiaguero Alberto Lescay, la luz de la inteligencia y la cultura de un hombre negro, de procedencia humilde, que desde las filas del ejército del régimen tiránico se preocupó por estudiar, fueron los elementos que lo impresionaron e inspiraron a realizar el primer retrato escultórico del Teniente Sarría Tartabull.

Una tarja recogerá la frase de Sarría al salvar a Fidel: “Las ideas no se matan”. Al pie del busto, se encuentra el camión en el que el entonces el campesino Juan Leisán, trasladara a los asaltantes custodiados por Sarría.

Fuente: CUBADEBATE

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