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Strike 3: Al principio, la historia fue naranja

Strike 3: Al principio, la historia fue naranja

Por: Michel Contreras

 

Cualquier lanzador de este mundo, de Braudilio Vinent a Sandy Koufax, estaría satisfecho de tirar siete entradas a ritmo de ocho ponches, apenas cinco hits y una carrera limpia permitida. Más aún si rubrica esa faena en el juego de apertura de una postemporada. Sin embargo, Noelvis Entenza –que lo hizo- se siente contrariado.

Sucede que el derecho cienfueguero lanzó el sábado una pelota magistral, superó su habitual pugilato con el descontrol, y de todas maneras salió derrotado. Eso, ante su público del 5 de Septiembre, que llevaba la esperanza de arrancar delante la complicada semifinal versus Villa Clara.

La pelota es así. Entenza alcanzó los 70 puntos en el medidor de calidad de su apertura –cualquier dígito por encima de 50 se considera bueno en Grandes Ligas-, lució dominante y sereno durante la encomienda, pero en los libros aparece (y aparecerá) su nombre en la casilla del perdedor del desafío.

El culpable se llama Freddy Asiel Álvarez. Muchos lo catalogan como el pitcher número uno del país a día de hoy, y el hombre apuntaló tales criterios con una actuación fenomenal. La presente no ha sido su mejor campaña, pero anoche pulimentó una joya.

El Game Score –una de tantas estadísticas desarrolladas por el viejo Bill James- evalúa su rendimiento sabatino con 85 puntos. Y es que, obviamente, cuando un pitcher se presenta duro, goza de comando, pitchea adentro, la slider le mordisquea las esquinas, suelta la pelota por diferentes ángulos y no se anda con chiquitas a la hora de marcar strikes, el resultado suele ser pasmoso.

Hace unas cuantas horas, en Cienfuegos, Asiel fue Pavarotti en la Scala de Milán. Repartió ocho ponches, limitó a dos hits al contrincante, bravuconeó lo que se debe y defendió su juego con una de esas atrapadas infrecuentes en los monticulistas. Autoridad y entrega: de esa pócima le dio a beber al elefante, hasta matarlo.

Solo un out le faltó por sacar al as de Corralillo. Y en su auxilio no vino ningún serpentinero de casa –ni siquiera Diosdani Castillo, el apagafuegos natural de la novena-, sino Jonder Martínez, que ha pesado toneladas en la sublevación anímica naranja. Al final, el veterano salvó el choque, y se ratificó que los refuerzos tienen un peso clave en el camino de la coronación.

(Ramón Moré ha exprimido ese recurso hasta la saciedad. Ayer empleó a todos sus refuerzos, y solamente Edilse Silva no le pudo pagar con algún indiscutible. Danel Castro logró uno, Manduley otro más, y Dairon Varona se apuntó el más importante, un tubey que desembocó poco después en la única anotación del desafío).

Fue un juego grande el que hubo anoche. Entre los dos equipos más ganadores de la segunda ronda del torneo, empeñados cada uno en dar el primer golpe de la serie. Que lo acaba de dar Villa Clara, de cuyo lado está la historia.

Ahora queda por ver si Cienfuegos no se incorpora groggy. Ha sufrido un knockdown y este domingo tenía que oponerse a Misael Siverio, para mi gusto, el zurdo más virtuoso del torneo. Hace solo dos meses, los sureños le cayeron encima muy temprano, y lo explotaron. Sin embargo, ahora estamos en fase de play off, las presiones aumentan, y el que no puede darse el lujo de ceder es que el marcha atrás en la carrera.

Definitivamente, la manada tendrá que estar alerta. Más le vale.

Positivo: El espectáculo de la postemporada comenzó a gran altura. Negativo: El primer bate Lázaro Rodríguez se sigue ponchando en exceso. Preocupante: ¿Ahogará la tensión a Cienfuegos? Incomprensible: El intento de robo de José Dariel ante Pestano.

Fuente: CUBADEBATE

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