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Un llamado a la reflexión: la educación formal en crisis

Un llamado a la reflexión: la educación formal en crisis

Por: Pedro Margolles Villanueva

 

El momento es adecuado ahora que comenzó el curso escolar y nuestros centros secundarios y universitarios abren sus puertas para reflexionar sobre el deterioro y estado crítico de la educación formal en Cuba.

La educación formal ha perdido terreno y la vida cotidiana del cubano se hace un tanto más difícil: la cortesía, y lo que llaman “convivencia social” se ha deteriorado y a todas luces se pierden valores esenciales.

Rectificar esas manifestaciones ayudaría hacer más llevadera y feliz la vida en medio de dificultades materiales, del bloqueo despiadado de Estados Unidos que enfrenta nuestro pueblo desde hace mas de 50 años.

Si a la compleja situación económica que sufre el país le añadimos este deplorable ambiente social: ¿a dónde vamos?

Mucho espacio se dedica en la prensa a los asuntos que perjudican la economía, se lucha por su perfeccionamiento, evitar errores y a actualizarla positivamente. Estoy seguro que saldremos adelante, aunque es una lucha ardua, pero hemos relegado a un segundo plano la educación formal.

Tal vez algún filosofo, sociólogo o economista estime que este fenómeno está directamente relacionado con las dificultades y carencias materiales que estamos tratando de superar. Y hasta que estas no se resuelvan muy poco se puede hacer en esta otra materia.

Aunque todo hecho material repercute en el ser social esto no es necesariamente atribuible a esta situación.

He visitado otros países que han atravesado guerras y situaciones muy difíciles. Recuerdo Vietnam, China, Angola. Y guardo una buena imagen de sus ciudadanos. Siempre los percibí educados y corteses, pese a que algunos tenían bajos niveles escolares, sufrían serias penurias derivas de situaciones complejas.

Creo que en el caso de Cuba en particular, el deterioro que presenta actualmente la Educación Formal se debe a un conjunto de problemas sociales y de fallas en la educación familiar y escolar. Estamos bloqueándonos y agrediéndonos nosotros mismos. Y estimo que también hay cierta indolencia o inercia de nuestras autoridades y creer que el asunto es un mal menor puramente “formal”, que su solución debe postergarse, pues sería más fácil que enderezar la economía.

Estimo, por el contrario que tal vez sea más fácil resolver los problemas de nuestra economía que restablecer el respeto y el buen trato entre nuestros semejantes cada día. Ya esta enquistado en la conciencia social.

Entonces aunque podrían relacionarse con el famoso principio marxista de que el ser social determina la conciencia social, etc. etc., considero que no puede llegarse a una interpretación economicista del problema. De ser es así, justificaría lo que nos sucede hoy. Y habría que esperar a que el edificio se derrumbase.

Creo que es inaplazable adoptar una actitud más enérgica por toda nuestra sociedad. Empezando por la toma de conciencia de los propios ciudadanos para que reflexionemos sobre nuestro comportamiento cotidiano y lograr mayor respeto entre nuestros compatriotas.

Se trata de un problema complejo que no solo se resuelve con la educación, la persuasión, sino que también exige mayores medidas correctivas y compulsivas.

Pero en lo que respecta a rectificar en nuestra educación formal estimo que todo comienza en el hogar, que es donde se trasmiten los valores de comportamiento, la moral y las buenas costumbres. Se puede ser pobre, pero decente decía mi madre. Martí sentenció que la pobreza pasa, lo que no pasa es la deshora.

El distinguió con claridad la diferencia entre ser un pueblo instruido y educado: “…Instrucción no es lo mismo que educación: aquella se refiere al pensamiento, y esta principalmente a los sentimientos. Sin embargo no hay una buena educación sin instrucción.”

“El pueblo más feliz es el que tengan educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento y en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido ama el trabajo y sabe sacar provecho de él. Un pueblo virtuoso vivirá más feliz y más que otro lleno de vicios, y se defenderá mejor de todo ataque” nos advirtió.

Hay textos sobre la educación, libros, pronunciamientos, conferencias que nos instruyen minuciosamente del contenido de estas normas. Son didácticos, claros y explícitos.

Estimo que la Educación formal es un objeto de ejercicio pedagógico aplicable dosificadamente en todos los niveles de enseñanza, pues como diría el hombre que nos enseñó a pensar, Don José de la Luz y Caballero: La educación comienza en la cuna y no termina si no con la muerte.

Tal materia tiene suficiente contenido para ser una asignatura que debe adecuarse y evaluarse en todos los niveles de enseñanza. Desde la más elemental hasta la superior. Porque el comportamiento social se aprende y va desde lo más sencillo como el saludar hasta saber conducirse en una reunión social, al comer, vestirse, en las modas. En el trato a las personas por su edad y jerarquía y es materia infinita que de asimilarse elevaría la sensibilidad y la espiritualidad del pueblo. Lo haría más feliz.

Se requiere revisar los programas de estudio a todos los niveles. Insertar este tema como una asignatura permanente.

Se precisa una acción más enérgica de los profesores que también al igual que los padres deben predicar con el ejemplo.
(continuará)

Fuente: CUBADEBATE

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