La Supercopa saca al Madrid del mal momento
Por: Javier Montenegro
Se terminó la Supercopa, El Real Madrid se lleva el título tras una vuelta de infarto y unos errores de bulto de la defensa azulgrana. 2-1 al final del encuentro con dianas de Higuaín y Cristiano por los blancos y Messi por los culés. El error de Valdés costó una Supercopa y ni el tiquitaca del Barça, ni el genio de Lionel, ni los cerebros artífices de los últimos títulos españoles pudieron con San Iker.
No haré una crónica del juego, solo les dejaré algunas observaciones, que a mi parecer, fueron claves en el encuentro.
Ante todo, Víctor Valdés. Su intento fallido de finta ante Di María en el partido de vuelta terminó costando el título. Vergonzoso. En el fútbol se recuerda a los futbolistas por los grandes momentos y no por su carrera, y esta pifia de infantil fue decisiva en el duelo ante el eterno rival. ¿Necesita relevo Valdés? Quizás, este error es perdonable si fuesen sus primeras temporadas, pero ya lleva una década jugando al máximo nivel.
El Barça necesito nuevos bríos y dejar de una vez confianza ciega en la cantera. Necesitan un nuevo defensa central y un nueve que resuelva sus problemas. “Que si no van con nuestro estilo”, “que si Messi resuelve los problemas”. No. El fútbol de ellos podrá ser hermoso y total, pero si no ganan los partidos buenos, como este, como el de las semifinales del año pasado en Champions, como el último clásico de la liga, de qué les sirve; de nada vale jugar bonito si no ganas. Montoya, Tello, incluso Pedro, todos tuvieron el empate en sus pies y no concretaron.
San Iker. Ese es el único nombre que se le puede dar a Casillas. Una y otra vez detuvo los intentos del Barça. Solo un espectacular tiro libre de Messi pudo perforar sus redes. Pedro y Montoya se estrellaron contra él como si fuese un muro y dejó a los culés con la miel en los labios. Eso es un buen portero.
Adriano estuvo perdido sobre el campo. Antes de la roja se le veía fuera de partido, y su expulsión provocó un movimiento temprano en la balanza. Los suplentes del Barça deben ser de lujo, si alguien no funciona en su momento, se le busca un relevo; para eso tienen el talonario los grandes equipos.
La pólvora mojada de los delanteros madridistas evitó una goleada de escándalo. Higuaín no andaba fino, Cristiano marcó después de un pésimo control del balón. La defensa azulgrana hacía aguas y los blancos no lo aprovechaban. Luego los de Mourinho se relajaron y casi les cuesta no haber sentenciado el partido en su momento. Pero así es el fútbol, un deporte que, según Thierry Henry, para ganar a veces hay que marcar goles.
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