Por: Jhonah Díaz González
En la Terminal # 5 del Aeropuerto Internacional José Martí esperamos al grueso de los medallistas de oro de nuestra delegación en Londres. Esta vez, tocaría suelo patrio el sector masculino dorado, pues Idalys Ortiz había llegado con anterioridad. Pero la suerte acompañó a todos. Y una pequeña sala de espera, con no muchos asientos, reunió a la historia. O mejor, a cinco historias, todas distintas, en un mismo tiempo y lugar.
Aunque los instantes apremiaron -la lluvia constituyó el mayor conflicto-, tuve la velocidad suficiente en mis piernas para corretear y poder llenar estas líneas de reflexiones de quienes nos hicieron vibrar de emoción, y hoy ya están junto a nosotros. En el mismo orden en que obtuvieron sus títulos se los presento.
Leuris Pupo: “Las Copas del Mundo antes de la Olimpiada me sirvieron para encontrar un buen estado físico. Allí competí contra los mejores, muchos de ellos estuvieron en la final olímpica. Para los próximos años solo queda seguir como mismo estoy, y revalidar el título en Brasil 2016. En la final todo fue pura concentración.”
Idalys Ortiz: “Como Cuba no hay dos, y soy feliz por ver a mi pueblo contento con mi resultado. Alcancé una medalla que muy poca gente esperaba. La competencia se tornó fuerte, pero gracias a Dios me sobrepuse a todo y pude ganar el oro. Las estrategias se crearon a partir de que avanzaban los combates. Ninguna de las atletas a quienes me enfrenté eran “jamón”, todas son medallistas mundiales y olímpicas. A la china de la semifinal fue la primera vez que logré ganarle. Igual, no pudo ser mejor el momento. En la discusión del oro solo esperaba que se levantaran las banderas blancas, que los jueces me hubieran visto ganar, y me vieron ganar.”
Mijaín López: “Pienso seguir. Me siento en magníficas condiciones. El único problema es el peso. Veremos con los cambios de divisiones qué pasa. El combate semifinal era llegar en óptimo estado, no equivocarme en ningún momento, y hacer la pelea que siempre he hecho: desplazarme bien y hacer mis movimientos preferidos en el instante propicio.”
Roniel Iglesias: “Quedan metas difíciles, pero no iguales a esta. Ahora soy la persona más feliz del mundo. Todo se cumplió a la perfección y como los entrenadores esperaban. Los combates fueron rigurosos. Son unos Juegos Olímpicos y ahí están los mejores atletas, pero habíamos hecho una preparación excelente, como la que se debe hacer para este tipo de evento. Muy contento, porque todo salió al pie de la letra.”
Robeysi Ramírez: “Fue un evento muy fuerte, pero me supe imponer gracias a la táctica que trazamos el entrenador y yo. Ser campeón olímpico de la juventud y de mayores son dos magníficas experiencias. En la final tracé la misma estrategia que habíamos puesto en marcha en todos los combates anteriores. Incluso, si me tocaba el ruso Misha Aloian, todo se iba a mantener igual.”
Las señas de que ya se tenían que ir inundaron el lugar. De veras fueron pocos los minutos tras las palabras de bienvenidas, los abrazos con los directivos, la pose para las fotos. Pero quedó registrada la sonrisa de Idalys, la calma de Leuris, el temple de Mijaín, el corazón de Roniel y la valentía de Robeysi, en una espacio tan reducido como el tiempo, pero emocionante como cada una de sus medallas.
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