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Strike 3: Matanzas vs Industriales,una guerra de guerrillas

Strike 3:  Matanzas vs Industriales,una guerra de guerrillas

Por: Carlos Manuel Álvarez

 

Un justo revuelo precede el espectáculo. Es fácil profetizar lo que se avecina.

Este martes en la noche, miles de personas que se dedican a otras tareas, personas que, por ejemplo, se quedan en casa a la espera de las noticias, o visitan románticamente cualquiera de los puentes de la ciudad, torcerán el rumbo hacia el estadio "Victoria de Girón".

De pie, sobre unas gradas rosadamente kitsch, se cantará el himno nacional, se aplaudirá a los atletas y se desatará, luego, el éxtasis largamente contenido, el fanatismo noble y un tanto irracional que provoca ese pacto de azar que es el beisbol.

Juega Matanzas contra Industriales. Y algunas coincidencias son indignas de olvido.

Ambos han ganado 24 juegos. Ambos hacen las delicias de sus seguidores. Ambos vienen de ganar sus respectivas subseries. Matanzas es la resurrección. Industriales también, pero su resurrección es más corta, más esperada, menos espectacular. Matanzas es el primero de Occidente e Industriales el segundo. Matanzas tiene dos abridores. Industriales, uno. Matanzas, al igual que Industriales, es una guerrilla. A Matanzas lo dirige Víctor Mesa. A Industriales, Lázaro Vargas. Si existen dos directores más polémicos, yo sinceramente no los conozco.

Dos estilos que a la larga convergen. Sus estéticas difieren. Pero no sus filosofías. Víctor manotea, se enfurece, llega, inclusive, a golpear el suelo, a perder los caminos -para él indiscernibles- de la compostura.

Vargas se sienta al borde del dogout, y nada indica, por el laconismo de su mirada y la irresponsabilidad de su postura, que se trata de un manager ganador. Hay quien cataloga a Víctor de despótico. Y a Vargas de insensible. La cuenta, sin embargo, es fácil. Y desmiente cualquier impostura. Qué jefe arbitrario, o qué mandamás indolente, ha llegado alguna vez a algún lugar. Yo no le reprocho a ninguno de los dos que como directores de equipo, con todo lo que tal designación implica, hayan seguido interpretando los mismos personajes que interpretaron como jugadores. Las patillas, el madero o el aluminio arrastrado, sus absolutos derechos a salirse de la norma.

Con un staff verdaderamente deshecho, Industriales ha bateado más de lo que se supone. Yasmani Tomás es una revelación. Rudy Reyes, con unas pulgadas de más, puras líneas y sonrisas. Malleta, a su vez, ha impulsado tres contenedores. Correa ha cobrado más protagonismo que cuando ejecutó la famosa presecución del Huelga. Serguei Pérez ha rendido, al fin, lo que una vez le pronosticaron. E Irait Chirino ya es, en solo par de años, el primer bate más eficiente del país (pero solo eso, ¿estamos? Chirino, de acuerdo al estado actual de los jardines, no podrá hacer un Cuba A en largo tiempo).

Por otra parte, hasta esta serie nadie sabía - solo los más impenitentes seguidores- el verdadero potencial del Matanzas. Guillermo Heredia es el calco de José Estrada. Tiene brazo, tacto, vuela las bases, conecta sus jonrones. El swing de Yadiel Hernández -jugó pelota vasca en algún momento de su vida- el poder -aún no explotado- de Gracial o de Herrera, la seguridad de Serrano en el campo corto, el estilo de José Miguel Fernández, la slider de Jorge Martínez y los espejuelos y la velocidad de Félix Fuentes, hacen que la estética de Matanzas, en primera instancia, atraiga, y luego seduzca.

Que por primera vez ocuparán sitio en los play off es algo que nadie cuestiona. Ni el más escéptico de los conservadores.

Matanzas e Industriales, Víctor Mesa y Lázaro Vargas, no han contado -por si las coincidencias fueran pocas- con sus dos actores principales. Urgellés solo ha acumulado trece veces al bate. Y Garlobo ninguna. Urgellés quizás pueda ver algo de acción, pero Garlobo ya no. Urgellés es el zurdo más ofensivo de la pelota cubana. Por mi parte, si tuviera que hacer una lista, Garlobo estaría, sin discusión, entre los cinco mejores bateadores del país. Repito: entre los cinco primeros, y no precisamente de último.

Fuente: CUBADEBATE

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